sábado, 16 de abril de 2011

SOBRE LA NOCION DE TIPO Y TIPOLOGIA

SOBRE LA NOCION DE TIPO Y TIPOLOGIA


OBJETIVO DE LA CLASE:
En la presente clase trataremos de introducirnos en forma general en el concepto de tipo con el fin de comenzar a estudiar ciertos contenidos teóricos que hacen a una profunda comprensión de los objetivos del primer ejercicio y del curso en general.

DEFINICION GENERICA DE TIPO:
En un sentido general no referido específicamente a la arquitectura podemos decir que el tipo es una NOCION IDEAL que reúne los caracteres de todos los seres, objetos o situaciones de igual naturaleza y que permite ubicar esos seres, objetos o situaciones dentro de un orden mayor.
Por ejemplo, existe una imagen por la cual identificamos a las personas de distintas regiones del mundo: el tipo latino, el tipo africano, el anglosajón o el oriental. En ninguno de los casos hacemos referencia a persona alguna sino a una “noción ideal” formada por el conjunto de rasgos característicos que la definen y la ubican con respecto a los demás.

DEFINICION ARQUITECTONICA DE TIPO:
La primer característica propia de una definición específicamente arquitectónica de la idea de tipo la encontramos en su dimensión histórico-cultural, mucho más allá de la concepción simplemente evolucionista que rige la conformación del mundo natural.
La definición antropológica o natural de tipo se diferencia de la arquitectónica en la medida que esta última no es inconsciente de la historia, o bien del proceso histórico que confirmó su existencia, por lo que se encuentra profundamente arraigada en la cultura.
Es así como entre las cualidades de un estudio tipológico  de la arquitectura se encuentra el mismo hecho de facilitar la comprensión de una cultura.
Es así como entre las cualidades de un estudio tipológico de la arquitectura se encuentra el mismo hecho de facilitar la comprensión de una cultura.
El tipo arquitectónico es también una NOCION IDEAL, formada por el conjunto de todos los caracteres (en el sentido más amplio posible) que lo definen y permiten su ubicación con respecto a los demás.
En ese conjunto de caracteres encontramos los más variados aspectos: formales, funcionales, constructivos, económicos y todos estos aspectos insertos lógicamente en una cierta condición cultural e histórica.
Es así como podemos observar, casi paradójicamente, que a pesar de nuestro deseo en tratar el problema dentro de un terreno propio de la arquitectura debemos aceptar que la generación de tipos procede del exterior de un discurso puramente arquitectónico, pero es algo que un discurso arquitectónico debe absorber.
Hemos dado así el primer paso para la el conocimiento de la idea de tipo que  el taller sostiene, pero debemos aclarar que esta concepción no fue siempre y no es del mismo exacto tenor para todos.
Pensamos que la arquitectura está inserta en una situación de contexto muy amplia y muy variada y que la idea de tipo es una síntesis arquitectónica de esas situaciones.
Tratamos así de sostener un conocimiento del modo particular en que el hombre ha producido hechos arquitectónicos tratando de encontrar aquellas constantes que también hoy nos permiten hacer arquitectura.
La idea de tipo ha sido un tema de permanente discusión desde los tratadistas académicos en adelante, aunque su existencia es verificable desde las arquitecturas más primitivas, como modificación humana del mundo natural.
Lo que ha variado es el modo particular de considerarla en la historia o la predominancia de uno u otro aspecto tenido en cuenta para su definición.

¿DE ARQUITECTURA PROVIENE MI ARQUITECTURA?
Esta pregunta es clave para comprender la actitud proyectual que opera en base a esta noción histórico-cultural de tipo.
El movimiento moderno, o para ser más precisos: la postura de un Muthesius en el seno del Deutsche Werkbund, o el afán metodologista de la Bauhaus, comete el error de creer que un solo aspecto de la realidad, en este caso el proceso industrial mismo, era una base suficiente para establecer tipos. Este aspecto particular se incluía dentro de la necesidad autoimpuesta por el movimiento moderno de borrar definitivamente toda referencia histórica del quehacer arquitectónico; la época totalmente nueva, exigía una arquitectura totalmente nueva, surgidas de las propias necesidades planteadas por las nuevas situaciones productivas del por entonces apenas iniciado siglo XX. Sin embargo, podríamos afirmar que éste solo fue un error de procedimiento, ya que el nuevo siglo no surgió de la nada y la nueva arquitectura tampoco.
Debemos entonces comprender que nada surge de la nada y que además esto no implica que puedan surgir nuevos tipos. Lo importante es que la misma idea de tipo indica que hay continuidad histórica, y que tanto lo nuevo como lo antiguo se modifica al tomar contacto entre sí.
El Movimiento Moderno mismo, que deseaba cortar el cordón umbilical de la memoria arquitectónica, muy pronto se convirtió en un estilo establecido. Es imposible que cada nueva teoría se elabore una y otra vez a partir de unos primeros principios no especificados. No solo esos principios nunca son “primeros”- siempre derivan de algún principio previo que se ha convertido en artículo de fe – sino que también rápidamente se asimilaron a un lenguaje existente. Se convirtieron en el trampolín desde el cual tomar una nueva dirección. Es a esa compleja red de significados que pertenecen a la historia de la arquitectura y al presente, que la investigación tipológica puede ayudar para su sistematización y a tornarla aprovechable.” (Alan Colquhoun)

TIPO Y MODELO:
Una vez introducido el carácter “permanente y complejo” que subyace en la noción de tipo con la que vamos a trabajar, veremos ahora de profundizar en este aspecto estableciendo comparaciones con otros conceptos íntimamente relacionados y con otras formas particulares de concebir o entender la noción de tipo por distintas corrientes del pensamiento arquitectónico.
En ocasiones podemos tener ciertas reservas o mirar con preocupación la referencia tipológica en la medida que esta entraña la noción de imitación y que el estudio tipológico pone trabas a la invención artística libre.
Esta preocupación no tiene en cuenta una distinción básica “que debe aprenderse si se desea entender el modo en que los estudios tipológicos pueden facilitar nuestra comprensión de la cultura”. Esta distinción se refiere a la que existe entre tipo y modelo y que fuera planteada inicialmente por el teórico francés Quatremere de Quince en 1832.
“La palabra tipo no representa tanto la imagen de una cosa que copiar o que imitar perfectamente cuanto la idea de un elemento que debe servir de regla al modelo…el modelo según la ejecución práctica del arte es un objeto que debe repetirse tal cual es; el tipo es por el contrario un objeto según el cual nadie puede concebir obras que no se asemejen en absoluto entre ellas. Todo es preciso y dado en el modelo; todo es más o menos vago en el tiempo. Así, vemos que la imitación de los tipos nada tiene que el sentimiento o el espíritu no puedan reconocer…
En todas partes el arte de fabricar regularmente ha nacido de un germen preexistente. En todo es necesario un antecedente; nada en ningún género viene de la nada; y esto no puede dejar de aplicarse a todas las invenciones de los hombres. Así, vemos que todas, a despecho de los cambios posteriores, han conservado siempre claro, siempre manifiesto el sentimiento y a la razón su principio elemental. Es como un especie de núcleo en torno al cual se han aglomerado y coordinado a continuación los desarrollos y las variaciones de forma, de los que era susceptible el objeto. Por ello nos han llegado mil cosas de todos los géneros, y una de las principales ocupaciones de la ciencia y de la filosofía para captar su razón de ser es investigar su origen y su causa primitiva. Eso es lo que hay que llamar tipo en arquitectura, como en cualquier otra rama de las investigaciones y de las instituciones humanas. Nos hemos dejado llevar a esta discusión para dar a comprender el valor de la palabra tipo tomado metafóricamente en una cantidad de obras y el error de aquellos que lo desconocen porque no es modelo, o lo desnaturalizan imponiéndole el rigor de un modelo que indicaría las condiciones de copia idéntica.”
De este modelo el “tipo” es una abstracción del hecho arquitectónico, una “idea” que reúne rasgos característicos, cualidades comunes a muchos objetos arquitectónicos concretos y que permite conocerlos e identificarlos con respecto a los demás.
“El tipo representa los principios generativos que subyacen en la forma visible”, es decir que una vez constituido el tipo, éste en cierto modo se antepone a la aparición o generación de cada forma en particular.
La relación entre tipo y modelo es analógica a la existente entre “forma” y “formalización”. Si tenemos que enfrentarnos por ejemplo al diseño de una silla, podemos verificar que previo a la necesidad de tomar una decisión final acerca del aspecto último de esa silla, o sea a su “formalización” particular, preexistirá en nosotros la idea genérica de la “forma silla” y esta idea preexistente es asimilable a la idea de tipo y como decíamos anteriormente, en cierto modo se antepone imponiendo reglas y principios de resolución al modelo final.
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Del mismo modo caben diferenciaciones entre las nociones de tipo y carácter, tipo y estilo, y que ahora no se desarrolla pero que se puede consultar en el artículo de Alan Colquhoun que se cita en la bibliografía. Del mismo, en el libro de M. Sabugo se encuentra un análisis de las nociones de tipo según diversos autores: B. Rudofsky, A. Rossi, L. Kahn y C. Alexander.
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Por ahora es muy importante destacar un error habitual por el cual se identifica el tipo o modelo con la distribución funcional del edificio.
El error de confundir la noción de tipo con la distribución funcional del edificio tiene seguramente su origen en el funcionalismo mecanisista en el que derivó gran parte del movimiento moderno. El tipo no niega la distribución funcional del edificio, sino que la incluye dentro de un complejo mucho más amplio que hace a un conocimiento integral de un determinado grupo de arquitecturas y dentro de este complejo de tipo histórico-cultural, constrictivo, funcional, formal…etc., es posible que la importancia del destino funcional del edifico sea secundaria, como ha sucedido y sucede en todos aquellos edificios que han cambiado de función a lo largo del tiempo sin alterar significativamente su forma física. Este aspecto está fundamentalmente referido al “destino del edificio” y no a las cualidades genéricas de funcionamiento que son permanentes.
 También es importante diferenciar aquella noción de modelo que se deriva de una concepción sistemática de la arquitectura y por la cual se la atribuye al “modelo” una definición más “científica” que “artística”. En este sentido el modelo se conforma en base a la optimización de una serie de situaciones funcionales y no indica por si, una formalización particular.

LA NOCION DE TIPOLOGIA:
Cuando se habla de “tipologia” se hace referencia la dimensión operativa de los tipos, es decir, a su estructuración teórica dentro de una concepción racional y lógica de la arquitectura.
Tipología significa estudio, catalogación y clasificación de tipos.
Cuando nos enfrentamos a un conjunto amplios de fenómenos se advierte la necesidad de clasificarlos u ordenarlos por categorías o clases. La clasificación tipológica permite la ordenación según analogías.
Conviene aclarar que frente a un estudio tipológico podemos destacar distintos niveles de comprensión del fenómeno, que conviene determinar con presición para no caer en confusiones que pueden poner en crisis cualquier estudio.
Existe un nivel muy amplio, el primero de una escala que luego se complejiza y amplia a medida que se particulariza en los fenómenos estudiados. Este primer nivel se corresponde con los tipos más genéricos con los que trabajaremos en el primer ejercicio, por ejemplo: tipo de planta central, de patio central o en tira. En estos casos el grado de abstracción es máximo, está referido a cualquier tipo de construcción a escala arquitectónica, desde una pequeña vivienda hasta algunas estructuraciones urbanas. Las cualidades analizadas se han restringido al máximo posible, considerando solamente los aspectos distributivos y especiales más genéricos.

En síntesis lo dicho hasta ahora se resume en el siguiente cuadro:

…el tipo está constituido por:


el conjunto de elementos…
formales, funcionales, culturales, etc.
Ideales…
No son objetos arquitectónicos concretos.
permanentes…
Son verificables en la historia a través de muchos ejemplos.

complejos…
Están referidos a un sinnúmero de circunstancias interactuadas.



…cuya aplicación a una teoría de la arquitectura y de la proyectación permite:


  • constituir una regla a la generación del objeto arquitectónico que se antepone a su formalización;
  • advertirnos anticipadamente de cuál será el resultado de la experiencia proyectual;
  • recuperar significados para la arquitectura que no provengan exclusivamente de la resolución de problemas funcionales;
  • recuperar la dimensión y la tradición histórica de la disciplina arquitectónica sin caer en la copia


LA IDEA DE TIPOLOGIA COMO “MATERIAL” DE LA ARQUITECTURA:
Hasta ahora hemos considerado la tipología como un aspecto particular de una TEORIA DE LA ARQUITECTURA, en cuento hemos visto su definición, su cualidad de facilitar el conocimiento de la arquitectura en general y de las obras en particular.
Veremos ahora, la instrumentalizad del conocimiento tipológico incluído dentro de una determinada TEORIA DE LA PROYECTACION ARQUITECTONICA. Es decir, que veremos como se ubica lo que llamaremos “momento tipológico” dentro del proceso de diseño.
En términos muy generales podemos decir que el proceso de diseño evoluciona desde una etapa preponderantemente analítica a una etapa preponderantemente productiva, en el sentido de producción o determinación del proyecto arquitectónico.
Este proceso puede graficarse del siguiente modo:


Podemos decir que el momento tipológico nunca es un “a priori”, o sea que no se antepone al análisis por medio del cual determinamos la necesidad y la cualidad de un proyecto. De aquí que hablemos de la tipología como “material” de la arquitectura, al que se recurre tanto para su conocimiento como para su elaboración concreta.
Quisiéramos así, desalentar aquella concepción del proceso de diseño excesivamente científica o si se prefiere “cientificista”  que se deriva del auge del estudio de los métodos de diseño durante la década del `60.
Vemos en el gráfico una zona preponderantemente analítica y otra fundamentalmente proyectual, pero no hay una determinación concreta de etapas sino más bien un proceso continuo que evoluciona de un estado a otro.
El momento tipológico, no encuentra en consecuencia una posición exacta sino que se introduce en el proceso y actúa de por lo menos dos formas distintas:
-colaborando con el análisis en tanto que es un medio de conocimiento de la arquitectura que de algún modo permite interpretar fenómenos complejos.
-anticipando características del comportamiento del objeto que debe servir de regla al modelo.

DEFINICIÓN GENERICA DE ALGUNOS TIPOS:
En el primer ejercicio trabajaremos con tipos muy genéricos como el patio central, la planta central, la tira. Trataremos ahora de definir teóricamente estos ejemplos desde sus cualidades distributivo-especiales y lo haremos a través de descripciones escritas, sin recurrir al dibujo para luego verificar estas descripciones con imágenes concretas de edificios de todos los tiempos. Con esto se pretende destacar el carácter abstracto del tipo.

Patio central: este tipo supone un espacio central generalmente descubierto con espacios cerrados que lo rodean y le dan una forma precisa, forma que debe mantenerse dentro de los límites aproximados (en planta) del círculo o del cuadrado. Generalmente una circulación, que a la vez es un espacio de transición interior-exterior, rodea en forma anular a dicho espacio-patio central, pero esto no es taxativo ya que dicha circulación, aunque siempre anular, puede disponerse en el interior de los espacios cubiertos que rodean al patio o en algunos casos siguiendo el perímetro exterior. La tensión espacial predominante que estas disposiciones generan es de carácter centrípeto, de los espacios cubiertos hacia el patio.

Planta central: la diferencia fundamental con el tipo anterior esta dada por el sentido de la tención espacial predominante que ahora parte de un punto  y se distribuye hacia el exterior en forma centrífuga. La planta está organizada alrededor de este punto que en algunos casos está enfatizado por un espacio cuya altura sobrepasa la de los locales periféricos y coincide con la ubicación de las circulaciones verticales.

Tira: en este caso las tensiones espaciales no se estructuran alrededor de un espacio o de un punto, sino a lo largo de una línea. Sobre esta línea se ubican generalmente los troncos circulatorios principales y los espacios compartimentados se agrupan en hilera paralelamente a esa línea principal, permitiendo la aparición de dos frentes, donde uno de ellos sirve de ingreso y el otro de expansión. De este modo se completa el sistema de tensiones espaciales, interceptando a la línea principal longitudinal otras líneas transversales formadas por la relación ingreso-expansión.
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Muchos otros rasgos comunes a una serie de edificios pueden seguir detallándose, siendo los presentados solo algunos de ellos pero que sirven para aproximarnos a la idea que ustedes ampliarán y desarrollarán en los trabajos prácticos.
Debemos advertir nuevamente que estas consideraciones se encuentran referidas a un grado muy elevado de abstracción, a medida que se particulariza, por ejemplo en el estudio de una tipología residencial como puede ser la del barrio Guadalupe, los rasgos detectados se hacen más concretos y su aplicación al diseño es más fácil de comprender.
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Bibliografía:

1-     Alan Colquhoun: “La idea de tipo”. Artículo publicado en la revista Summa Nº 148. Abril de 1980. Pag: 61, 62, 63, y 69.
2-     Mario S. Sabugo: “El rol del arquitecto en la guerra de las galaxias”. Espacio Editora. 1979. Pag: 63 a 86
3-     Aldo Rossi: “Para una arquitectura de tendencia”. Edit. G. Gilli. 1977. Pag: 187 a 189.
4-     Aldo Rossi: “La arquitectura de la ciudad”. Edit. G. Gilli. 1976. Pag: 66 a 70. 

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