sábado, 16 de abril de 2011

SOBRE EL DIBUJO Y LA REPRESENTACIÓN ARQUITECTÓNICA

SOBRE  EL DIBUJO Y LA REPRESENTACIÓN ARQUITECTÓNICA


OBJETIVOS

El hecho de introducir en éste cuarto año de facultad una clase sobre dibujo persigue un doble objetivo: en primer lugar, se trata de profundizar acerca del valor del mismo en l producción del objeto arquitectónico, tratando de ubicarlo con respecto a una determinada idea de arquitectura y de su aprendizaje. En segundo lugar, intentaremos con algunas imágenes, ampliar el campo de las posibilidades de representar el objeto arquitectónico según un orden clasificatorio convencional.

ENFOQUE:

Existe una explicación racional sobre ¿cómo se ha de proceder al hacer arquitectura? 
Es posible ubicar el papel del dibujo arquitectónico dentro de esa eventual explicación racional?
La respuesta profunda a estas cuestiones básicas nos conduce inevitablemente a una determinada idea de arquitectura donde sea posible el análisis y el reconocimiento de sus componentes básicos, conjuntamente con una estructuración que los ordene en función de su objetivo fundamental.
El reconocimiento de este objetivo fundamental o “razón de ser” de la arquitectura nos conducirá más adelante a una evaluación crítica del dibujo con respecto a él. Pero antes nos detendremos un poco más en la primera pregunta, siendo necesario algunos elementos esenciales vinculados a esa posible explicación racional.
Es evidente en este momento particular de la historia de la arquitectura, la necesidad de un llamado al orden disciplinario que se ha de basar en la meditación sobre sus elementos, sobre el valor de los mismos, su permanencia en el tiempo, el modo en que evolucionan y lo que es fundamental, en el hecho de aclarar para nosotros mismos una postura clara en función de lo que somos y queremos ser como arquitectos, como facultad y como sociedad.
Pero esta búsqueda transcendente difícilmente pueda lograrse sino tenemos en claro los fundamentos de nuestro accionar concreto y por ello se nos hace necesario razonar con una cierta lógica disciplinaria específica.
“…el arquitecto deberá expresarse e interpretar su sociedad como arquitecto (al igual que otros lo hacen con sus respectivas actividades) absorbiendo los resultados culturales emergentes de otras esferas y le tocará al psicólogo, sociólogo, político, etc., interpretar e influir sobre sus productos en el permanente diálogo cultural que caracteriza a todas las actividades humanas. El arquitecto no debe estar “al servicio de…”; si no es así, y valga la perogrullada, “no sirve”. (Arq. Odilla Suárez)
Por esta razón el hablar de dibujo o representación arquitectónica como un elemento de la arquitectura, reconocemos una cierta posibilidad de análisis disciplinario que nos conduce para su comprensión al establecimiento de un procedimiento y el posible orden lógico de sus elementos.
Esta visión de la arquitectura es la que nos ha permitido desarrollar en lo que va del curso algunos temas (elementos) como: el vínculo unívoco entre proyecto y análisis dentro de una misma operación de diseño, remitida al logro de un resultado concreto; la introducción al concepto de tipología como principio para vincular el diseño de cada edificio particular a un contexto más amplio a la vez específico, consolidando un marco firme para el desarrollo de capacidades tales como la imaginación y la creatividad del alumno sin caer en el formalismo contingente, superficial y por lo tanto intrascendente; por último hoy hablaremos de dibujo como otro de estos elementos que al reconocerlo como integrante de esta posible estructura lógica lo aislamos para su estudio particular.

EL DIBUJO ENTRE LA TEORIA Y LA PRÁCTICA

En un sentido general “teoría”  significa el conocimiento amplio de las cosas mediante un sistema de proporciones más o menos generales, que se deducen de principios universales. Esto nos lleva a determinar dos grupos de conceptos aparentemente opuestos: GENERALIZACIÓN vs. PARTICULARIZACIÓN; ESPECULACIÓN vs. PRAGMATISMO; IDEALISMO vs. EMPIRISMO; TEORÍA VS PRÁCTICA.
Esta aparente oposición se traduce en arquitectura en dos acciones básicas:
pensar en como ha de ser y hacerse la arquitectura: LA TEORÍA.
conducir una seria de instrumentos hacia la concreción del objeto arquitectónico: LA PRÁCTICA.
Sin embargo, si bien es posible verificar estas dos situaciones, difícilmente podamos llegar a una verdadera y deseada instancia de síntesis arquitectónica en el desarrollo unilateral de algunos de estos componentes, por el contrario esa aparente oposición se resuelve por un principio de COMPOSICIÓN que justifica las situaciones mas generales y a la vez los hechos relativos de cada resolución particular. (Sometido a leyes desde su inicial desarrollo)
Entendemos la idea de composición como “poner junto a…”, esto es, relacionar partes en adyacencia para confirmar un todo.
Luego de ubicar conceptualmente lo que se entiende por teoría y práctica arquitectónica trataremos de ver ahora cual es el papel del dibujo con respecto a estas primeras afirmaciones.
Le cabe al dibujo un valor representativo de la arquitectura que le permite ser expresión del pensamiento (teoría) y del propio objeto arquitectónico (práctica). En este sentido la expresión a la que hacemos referencia está caracterizada por la simultaneidad en que se manifiesta dada la unidad de pensamiento y obra a la que antes hemos hecho referencia y de este modo podemos despejar las siguientes deducciones:
El dibujo es un lenguaje específico de la arquitectura que permite expresar lo que pensamos y lo que realizamos.
El dibujo, entonces, está condicionado desde el inicio y no es solo un mecanismo objetivo sino que por el contrario está cargado de la intencionalidad implícita en nuestro modo de ver y entender la arquitectura.
Esta cualidad “representativa del dibujo” nos lleva a definirlo como un “modelo analógico”, dando lugar a definir el diseño como la invención de un objeto por medio de otro que lo precede en el tiempo. El diseñador sobre este objeto al que llama “proyecto” o “modelo analógico”, modificándolo hasta que lo encuentra satisfactorio. (Arq. Alfonso Corona Martínez)
Quedaría entonces por aclarar un punto que toma especial importancia tanto para el ámbito de aprendizaje de la arquitectura como para quienes no tienen la experiencia necesaria en la realización de obras, tal es, el del alcance del concepto de realización arquitectónica.
En la dupla “teoría - práctica” entenderemos a esta última como “concreción arquitectónica”, incluyendo en este concepto un gradación de “estados” de concreción que nos permita incluir el edificio terminado (práctica arquitectónica por excelencia) y a las representaciones o dibujos que determinado su valor analógico con el anterior estado nos permite incluirlo dentro de la valoración de “producto arquitectónico”.
De este modo es posible en la facultad la evaluación del aprendizaje y es por ello que el alumno debería poner una especial atención al modo en que sus ideas y proyectos son dibujados. Entre otras, existen dos recomendaciones útiles que tienden paliar la imposibilidad de una práctica plena de la arquitectura en la facultad:
Verificar las dimensiones del dibujo en espacios reales.
Invertir el procedimiento dibujando situaciones existentes.

EL VALOR INSTRUMENTAL DEL DIBUJO (oficio)

Luego del intento de ubicar al dibujo dentro de un encuadre teórico práctico de la arquitectura, iniciaremos a continuación un repaso que tiene como objeto reordenar las características del dibujo como instrumento, o sea, en una consideración casi estrictamente práctica.
En primer lugar es necesario advertir con respecto a cierta tendencia autónoma que el dibujo ha seguido y que ustedes deben haber experimentado en exposiciones o publicaciones donde los valores y principios parecen seguir una dirección paralela y a veces divergente a la de la arquitectura en los términos en la que la hemos encuadrado.
 “Es típico de este filón de experiencias confiar en la riqueza de un inacabable mundo de imágenes; un mundo al que parece impedirse su aparición solo por un motivo contingente, accidental, extraño a la voluntad del artista. Quiero decir con ello, que es común a este tipo de dibujos la tentativa de entrever cualquier cosa que en la representación no es inmediatamente evidente, de mostrar algo distinto a lo representado” (Arq. Giorgio Grassi). Son búsquedas extra disciplinarias en las que lógicamente no avanzaremos.
Desde hace relativamente poco tiempo en la historia de la arquitectura el proyecto se define por otro objeto al que llamamos “dibujo” que implica, como dijimos, un modelo análogo al objeto concreto en la medida que reproduce relaciones dimensionales, distributivas…etc. Esto sucede desde la vigorización de la geometría descriptiva por Gaspar Monge en el siglo XVIII.
“Históricamente, planos y especificaciones son un desarrollo reciente. En el pasado, quien originaba un diseño habitualmente lo comunicaba en forma directa a su cuadrilla de construcción, y lo clarificaba mostrándoles directamente lo que debían hacer”. (Richard Neutra)
El dibujo arquitectónico resuelve y está condicionado por tres situaciones críticas:
la separación entre diseñador y ejecutor.
la complejidad creciente del objeto proyectado.
la concreción de las ideas en el proceso proyectual
Estas tres situaciones dan lugar o se corresponden a distintas intencionalidades, para la forma de dibujar que se adopte. Sobre la INTENCIÓN volveremos más adelante, pero digamos ahora que este aspecto es fundamental tanto para la gran variedad de formas de representar como para determinar nuestro propio de dibujar.
Habría también una cuarta situación no contemplada tradicionalmente, que es la transmisión de la arquitectura dentro del círculo cada vez más amplio de los iniciados, esto se verifica en las publicaciones y en los trabajos de facultad donde a través de algún tipo especial de representación se pretende explicar algún aspecto parcial de un trabajo.
Estas situaciones o condicionamientos dan lugar a una cantidad importante de formas de representar que generalmente y en continuidad con la tradición académica de la Escuela de Bellas Artes de París se ordenan congruentemente con el grado de abance del proyecto, determinado a las siguientes correspondencias:



estudios preliminares
croquis (generalidad muy alta)
partido, idea generadora
esquisse (generalidad alta)
anteproyecto
planos a escala ( generalidad baja)
proyecto
planos a escala muy detallados, disp. Constructivas…etc. (generalidad muy baja)


“En este proceso es importante destacar que:
  1. todo proyecto es el desarrollo de un ante-proyecto cuya estructura a su vez suele llamarse partido.
  2. hay un pasaje de etapas de mayor generalidad y menor definición a etapas de menor generalidad y mayor definición
  3. el crecimiento de la definición se hace por sucesivas representaciones del objetivo y no modificando una misma representación”  (Alfonso Corona Martínez)

Intentaremos a hora una CALIFICACIÓN de las distintas formas de dibujar en correspondencia con la idea de ORDEN DICIPLINARIO a la que nos referimos al principio de la clase.
“Digamos ante todo  que las obras que se plantean el problema de una calificación obedecen a una exigencia más general de un Fundamento lógico en la arquitectura. De establecer una condición objetiva para su conocimiento”  (Giorgio Grassi)
Se hace necesario entonces determinar cuales serán los criterios utilizados para la clasificación que en este sentido es interesante destacar que la clasificación tradicional, congruente con el grado de avance del proyecto no es el único criterio posible, mas aún, diríamos que en cierto modo es relativo ya que es posible representar con alto grado de determinación aparente una idea que realmente apenas comienza a insinuarse.
Otros posibles criterios de clasificación son ya bien conocidos por ustedes y están referidos por ejemplo a las escalas de intervención, o bien a los distintos tipos de proyecciones convencionales.
Pero quisiera ahora volver sobre un concepto ya enunciado y que de algún modo se convierte en el criterio clasificatorio mas amplio y por lo mismo quizás en el más difícil de especificar, me refiero a la INTENCIONALIDAD. La importancia de este aspecto radica en su trascendencia ya que si se quiere es el “momento” articulador de la doble componente teórica-práctica de la que hablamos cuando hicimos referencia al dibujo entre la teoría y la práctica arquitectónica.
Es la intencionalidad manifiesta, lo que nos permite identificar en los dibujos, una determinada teoría o ideología arquitectónica. Así son identificables los dibujos de Le Corbusier, de Kahn o de Mendelshon. Existe también, un grado de intencionalidad menos amplio y menos subjetivo referido a las situaciones concretas por las cuales está condicionado el dibujo y alas que ya hemos hecho referencia.(la separación entre diseñador y ejecutor, la complejidad creciente…etc.)
Este segundo grado de intencionalidad se construye en criterio de clasificación bastante objetivo al que podríamos sub-titular: “según el destinatario”, pero el primero aunque relativos y quizás subjetivo y general es indispensable para comprender la arquitectura más allá de los dibujos. (1)
Tratando de sintetizar estas últimas especulaciones podemos decir que:
1.      El dibujo en su consideración puramente instrumental tiene valor objetivo.
2.      Esta objetividad no es absoluta ya que el proyectista a través de la intencionalidad que rige el uso del instrumento no solo genera la representación de un objeto arquitectónico si no que también usa al dibujo de un cierto modo que  transforma a la misma representación en un objeto único, cargado de intencionalidad estética, no repetible y no objetivo.
A continuación veremos una grilla donde se ordenan algunos criterios clasificatorios, en principio objetivos y también algunas observaciones relativas. Tanto los criterios clasificatorios como las posibles conclusiones especulativas pueden y deben ser ampliadas.





(1)Es necesario señalar que ese grado más amplio de la intencionalidad se corresponde más con los esquemas preparatorios y bosquejos iniciales que con los dibujos a escalas. Estos últimos se resuelven dentro de un marco convencional y casi totalmente instrumental, siendo el dibujo técnico o constructivo su exponente clásico.
 “Considero el dibujo (a escala), ante todo, como un medio adecuado referido a la construcción. Dejar el proyecto visible, mesurable, en cualquier caso verificable en sus distintas fases, anticipar las soluciones, por así decirlo, con espíritu de verdad: esta y no otra es, creo, la función específica del dibujo, de cualquier técnica o medio de representación que se tenga por tal.” (Giorgio Grassi)

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